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El crédito a empresas se ha reducido en 352 mil millones en la última década

Entre 2007 y 2017, el total de la cartera de créditos del sistema financiero español pasó de 1,7 billones a 1,2 billones de euros, lo supone un descenso del 29%, según un estudio realizado por la consultora AIS Group. Dentro de este total, el crédito a actividades productivas -empresas- pasó de 943 mil millones de euros a 591 mil millones, lo que supone un decremento del 37%.

Esta caída en el crédito se ha producido en mayor o menor medida en todos los sectores de actividad: agricultura, industria, construcción y servicios. La excepción se da dentro del subsector servicios de intermediación financiera, donde el total de créditos a estas empresas pasó de 32 mil millones de euros en 2007 a algo más de 80 mil millones de euros en 2017, lo que supone un incremento de un 148%.

El mayor o menor grado de caída del crédito de cada sector está relacionado con su peso en el total de la cartera de créditos del sistema financiero español. Así, mientras que en 2007 la construcción suponía el 16% del total de créditos, en 2017 apenas representaba el 6%. Esta caída ha favorecido al sector servicios que en el mismo periodo ha pasado de tener un peso del 66% al 72%.

 

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Considerando bancos y entidades financieras de crédito (EFCs), los últimos 10 años han castigado más duramente la cartera de estas últimas, pues sus créditos a actividades productivas han caído un 58%, pasando de 32.000 millones de euros a algo menos de 13.500 millones.

En el caso de la banca, que concentra la gran mayoría de la cartera de créditos a empresas del sistema financiero español, el descenso en euros es mucho mayor, casi 330.000 millones de euros, pero a nivel porcentual su decremento se queda en el 37%.

Baja la morosidad desde 2013

En cuanto a la tasa de morosidad, en la última década ha experimentado un considerable crecimiento, especialmente durante los años de la crisis económica. Así, desde 2007, cuando la tasa de morosidad de los créditos a empresas se situaba en el 0,7%, creció exponencialmente hasta tocar techo en 2013, con un 20,3% y desde entonces ha bajado de manera continuada hasta situarse en 10,3% a final de 2017.

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Por sectores de actividad, la construcción sigue siendo el que presenta el indicador más elevado, un 24,1%, el único segmento que se mantiene con una tasa de morosidad de dos dígitos

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Aporte al PIB y al empleo

Los aportes de cada sector tanto al PIB como al empleo también han variado en la última década. A nivel de ocupación de la población, el sector Servicios es el único que ha crecido en el sentido de que en 2007, de cada 100 personas ocupadas, 70 lo estaban en el sector servicios. A diciembre de 2017, son 79 de cada 100. Este aumento ha ido en detrimento especialmente de la construcción, que de ocupar a 13 de cada 100 personas, ha pasado a dar trabajo sólo a 6.

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En cuanto al PIB, también los sectores Servicios y Construcción son los que presentan los cambios más destacados, por motivos contrarios. Construcción ha reducido su aportación al PIB en 6 puntos porcentuales en los últimos 10 años. Del 12% ha pasado al 6%. Mientras que Servicios ha aumentado su aportación en 5 puntos hasta situarse en el 75%. Industria y sector primario apenas han experimentado cambios destacables respecto a su contribución al PIB.

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José Manuel Aguirre, economista y director comercial de AIS Group, afirma que “la evolución de la macroeconomía es el principal driver de la mejora o empeoramiento de la calidad del riesgo de las carteras de las entidades financieras. En el momento actual, normativas como IFRS9 provocan que las entidades estén muy preocupadas por la calidad de sus carteras, por lo que las herramientas de seguimiento cobran una gran relevancia. Anticiparse lo máximo posible a potenciales situaciones de deterioro que acaben impactando en su nivel de reservas es una prioridad. Y también lo es ser capaz de simular una diversidad de escenarios macroeconómicos para predecir la evolución de las carteras en cada uno de ellos. Es lo que llamamos stress testing.”

Por otro lado, comenta Aguirre, ahora vivimos un momento de auge en la aplicación de nuevas técnicas en la gestión del riesgo. “Las entidades están implementando la inteligencia artificial y en particular las técnicas de machine learning en sus modelos de gestión del riesgo de crédito pues de este modo su nivel de predicción es hasta un 50% más elevado, multiplicando así la eficacia y la eficiencia de los modelos. Y ese debe ser el camino a seguir para llevar a cabo un mejor control del riesgo, tanto en las operaciones con particulares como con empresas.”

Fuente: http://empresaexterior.com



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